Situada en un sitio estratégico, Estonia es el punto que separa los países nórdicos y el sur de Europa. Entre la civilización y lo salvaje; costas agrestes y  bosques frondosos dan acogida a una gran variedad y cantidad de fauna salvaje.

Situada entre Finlandia y el centro de Europa, haciendo frontera con Rusia, Estonia es un país ideal para la observación de fauna tanto nórdica como centro-europea.  Del mismo tamaño que Holanda o Dinamarca tan solo hay una población de 1.3 millones de personas, habitantes muy ligados a la naturaleza, amantes de esta y respetuosos con el entrono, lo que conlleva a  que la fauna salvaje disponga de una vasta extensión de terreno sin molestia alguna. Más del 50% del territorio es bosque, por lo que una gran variedad de aves forestal habita en ellos, desde todo tipo de píscidos y aves nórdicas. Una taiga muy bien conservada alberga una buena población de tetraónidas: notables poblaciones de gallo lira, urogallo y grévol pueblan los bosques más profundos del país, compartiendo territorio con los mamíferos más imponentes del continente. Cabe destacar una muy buenas poblaciones de alces, osos, linces, lobos y los curiosos perros mapache. La gran mayoría del país es llano, abundando una gran variedad de lagos y pantanos, buenos sitios para encontrar al castor europeo. El monte Suur Munamagi, de apenas 318 m, es el punto más alto. Estonia es un país muy ligado al mar báltico. Tiene casi 3.800 km de costas y más de 1500 islas, algunas de acceso prohibido durante la época de reproducción de las aves marinas. La costa es un punto fuerte de observación de fauna; focas grises y focas anilladas utilizan islotes para descansar, pero sobretodo es el gran numero de aves lo que hace de la costa de Estonia un muy buen sitio para el birdwatcher: cisnes cantores, serretas, porrones, haveldas, negrones… Sin duda, es durante las migraciones cuando se pueden observar el paso de más de dos millones de aves, anátidas árticas, cisnes de todo tipo, más de 50.000 barnaclas, miles de ánsares y todo tipo de limícolas.

Por su paisaje, su situación y su fauna, Estonia es uno de paraísos salvajes del viejo continente.

La cultura actual de Estonia es fruto de su historia, de las múltiples culturas que la han habitado al largo de toda su existencia, desde los vikingos a principios del  siglo XII, seguidos por la cultura alemana, que después de la entrada de la orden teutónica en el país, gobernaron durante más de 700 años. Más tarde los suecos y los rusos compaginaron siglos de dominio del territorio, hasta que en 1918 Estonia se independizó, pero por poco tiempo: en 1940 la URSS la anexó hasta la independencia total en 1991. Su capital Tallin, es el lugar ideal para admirar la historia y la cultura de este país. Sus calles, sus barrios, el casco histórico, muestran la arquitectura más moderna de los países nórdicos, conviviendo con la de un pasado con calles de adoquines y casas que datan de fechas tan lejanas como del siglo XI. Murallas, catedrales, portones e iglesias, hacen de Tallin una capital llena de vida y cultura.

Estonia es hoy en día un país adaptado a los tiempos modernos. Después de formar parte de URSS, al independizarse optó por la innovación y la modernidad.

Su gastronomía, como su forma de vida, son muy características de la región y van muy ligadas al origen del país y si situación en el mapa. Su idioma, el estonio, proviene del finés i de las lenguas saami, de Laponia. Tradicionales y amantes de la naturaleza, los estonios se sienten parte de ella. Cabe destacar sus mermeladas naturales, realizadas en casa con frutas del bosque recogidas por ellos mismos, que también utilizan para realizar postres. El más típico es el Kissell (un dulce hecho de zumo endulzado o leche con sabor a bayas, fresas, etc.) La tradición de recogida de setas también está muy arraigada al país. Los platos mas típicos son la carne de cerdo, de influencia alemana, salsa de carne picada (hakklihakaste), la col, la carne en gelatina (Sült), el Verivorst (Morcilla hecha con arroz y sangre, que se sirve acompañada de mermelada de frutos silvestres) y el pescado, Silgusoust (espadín báltico con tocino y crema)  y el suitsulõhe (salmón ahumado). Si hay algo que no falta en la cocina de un estonio es el Leib, el Pan negro de fabricación casera. En cuanto a las bebidas, el Kali, (bebida con un sabor entre la cerveza y la cola, pero sin alcohol) es la más característica del país.

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Estonia
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