La reputación de Andorra viene otorgada por el boca a boca de la gente: ciertamente, los centros comerciales y las pistas de esquí son un potente reclamo turístico. Y si las zonas urbanas pueden a veces aparecer repletas de turistas, 80% de los valles están compuestos por zonas vírgenes inhabitadas, ideales para el montañero que quiera conocer un país diferente y una fauna abundante.

Con una altitud media de 2000 metros, el pequeño país de los Pirineos alberga unos 70 lagos de alta montaña, 100 cimas de más de 2500 metros y 30 refugios de montaña!

Los rebecos, los corzos, los muflones son habitantes de prácticamente todo el territorio y frecuentes en todas las reservas de caza de los parques. En cuanto a la fauna ornitológica, Andorra tiene una gran variedad, que se distribuye según la altitud, la exposición y los medios: águila real, quebrantahuesos, perdiz nival, mochuelo boreal, roquero rojo,  treparriscos, chova piquirroja, chova piquigualda, piquituerto, acentor alpino… Pero la estrella indiscutible de los bosques de Andorra sigue siendo el urogallo, que presenta en este territorio una de las densidades más altas de los Pirineos.

Protegida por unas fronteras trazadas el año 1007, los habitantes de este país geográficamente aislado, han dependido durante prácticamente toda su historia, de su sistema agrícola y  de pastoreo. Los numerosos vestigios de piedra lo testifican. A pesar de su pequeño tamaño, Andorra tiene el valle virgen más largo de los Pirineos: el Valle del Madriu, inscrito como patrimonio de la UNESCO en 2004.  Un valle rico en vestigios que demuestran las ocupación del hombre a lo largo de los años: los orris (complejos de estructuras de piedra utilizados para el ganado en verano), las forjas catalanas, las carboneras, las bordas (granjas de alta montaña para secar la hierba para el ganado), o simples refugios que a lo largo de los senderos y caminos daban cobijo a los contrabandistas que cruzaban a la vecina España.

Enclave entre dos culturas gastronómicas, andorra sigue conservando su cocina tradicional y al mismo tiempo es capaz de modernizar o de fusionar sus platos con los productos de sus vecinos. Pertenecen a la cocina tradicional una gran  variedad de platos,y la lista de productos derivados del cerdo es infinita: donja, bringuera, bulls, llangonissa… La escudella barrejada (sopa tradicional), terneros, cabritos y corderos, potros, alimentados en los pastos de alta montaña y con la garantía de un certificado de calidad, setas y arroz de montaña, caza… pertenecen a la cocina tradicional andorrana. Pero también es posible encontrar las mejores recetas  de Francia i España, sus dos vecinos con gran tradición gastronómica.

Situada en un sitio estratégico, Estonia es el punto que separa los países nórdicos y el sur de Europa. Entre la civilización y lo salvaje; costas agrestes y  bosques frondosos dan acogida a una gran variedad y cantidad de fauna salvaje.

Situada entre Finlandia y el centro de Europa, haciendo frontera con Rusia, Estonia es un país ideal para la observación de fauna tanto nórdica como centro-europea.  Del mismo tamaño que Holanda o Dinamarca tan solo hay una población de 1.3 millones de personas, habitantes muy ligados a la naturaleza, amantes de esta y respetuosos con el entrono, lo que conlleva a  que la fauna salvaje disponga de una vasta extensión de terreno sin molestia alguna. Más del 50% del territorio es bosque, por lo que una gran variedad de aves forestal habita en ellos, desde todo tipo de píscidos y aves nórdicas. Una taiga muy bien conservada alberga una buena población de tetraónidas: notables poblaciones de gallo lira, urogallo y grévol pueblan los bosques más profundos del país, compartiendo territorio con los mamíferos más imponentes del continente. Cabe destacar una muy buenas poblaciones de alces, osos, linces, lobos y los curiosos perros mapache. La gran mayoría del país es llano, abundando una gran variedad de lagos y pantanos, buenos sitios para encontrar al castor europeo. El monte Suur Munamagi, de apenas 318 m, es el punto más alto. Estonia es un país muy ligado al mar báltico. Tiene casi 3.800 km de costas y más de 1500 islas, algunas de acceso prohibido durante la época de reproducción de las aves marinas. La costa es un punto fuerte de observación de fauna; focas grises y focas anilladas utilizan islotes para descansar, pero sobretodo es el gran numero de aves lo que hace de la costa de Estonia un muy buen sitio para el birdwatcher: cisnes cantores, serretas, porrones, haveldas, negrones… Sin duda, es durante las migraciones cuando se pueden observar el paso de más de dos millones de aves, anátidas árticas, cisnes de todo tipo, más de 50.000 barnaclas, miles de ánsares y todo tipo de limícolas.

Por su paisaje, su situación y su fauna, Estonia es uno de paraísos salvajes del viejo continente.

 

        

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